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El día que profanaron la tumba de George W. Bush (El libro de la eminencia) (página 2)



Partes: 1, 2

 

La sentencia será cumplida.

Nada importarán los lazos de sangre.

Menos mal que los buenos amigos lo habían
liberado a tiempo de la
trasnochada nostalgia, impidiéndole que malvendiera su
Televisor con holograma incorporado, su PC de plasma
sintético, y el resto de los maravillosos artilugios
tecnológicos.

Por fin (se decía; lo decía) el hombre
había vuelto a su esencia como el más grande
predador de la naturaleza; el
único animal capaz de matar por placer a su propio
semejante. Sello de distinción exclusivo y
excluyente.

Resultaba inútil escapar a la herencia genética
que nos convierte en hijos dilectos de la muerte.
¡El hombre
tenía que cumplir con las malditas acciones que
habían sido escritas a fuego en sus malditos
códigos genéticos! ¡Hablar de mansos de
corazón
era blasfemar contra el género
humano!

Nadie era manso ni pacífico por naturaleza.
Podría ser sí, que la violencia
durmiere transitoriamente.

Claro…, sólo eso: cuando la muerte se toma
un respiro es sólo porque duerme transitoriamente la
violencia.

La sentencia será cumplida.

Nada importarán los lazos de sangre.

¿Quién no sabía acaso que
estábamos condenados por el mismo sino que nos engendraba?
¡Benditas las semillas de los espermatozoides! ¡El
libre albedrío era la mentira más infame de la
creación! ¿Libre albedrío para qué?
¿Para discernir entre el bien y el mal? ¿Libre
albedrío para tener la potestad de elegir nuestro lugar en
el mundo? ¿Libre elección para decidir la
profesión? ¿Libre elección para optar entre
el ocio o el trabajo?
¿Libre elección para decidir el hábitat
y el entorno? ¿Cómo hablar de elección
moral cuando
hemos sido condicionados desde la cuna? Los malditos genes ya
decían, antes que abriéramos nuestros ojos
por primera vez, que destino nos aguardaría a lo largo del
absurdo y pecaminoso soplo existencial; de ese modo fueron
escritos los ladrillos de ADN que
conformarían al autor de Las Meninas, a Florencia
Nithingale o a Heinrrich Himmler; pero también
tenía la firma del sino de Jesucristo o el de César
Borgia; de Albert Schweitzer o Jack el destripador.
¡Así es, imbéciles! El sello seminal
podía hacer de nosotros un Beethoven capaz de componer una
Oda al amor para los
hombres, o al torturado sujeto que asesina a su mujer y a sus
tres hijos con un hacha.

Y en el medio… los grises, claro.

La sentencia será cumplida.

Nada importarán los lazos de sangre.

¿A qué clase de
elección se refería el libre albedrío?
¿Y el otro arrogante que habla de la evolución como verdad primigenia
excluyente? ¡Se niega la posibilidad de un hacedor para
explicar lo inexplicable! ¡La ley de la
supervivencia, la supremacía del más apto en aras
de mejorar la especie!!
, pontifica el doctor
evolucionista. ¡Era mejor decir que éramos parte del
Caos generalizado para no exigirle rendición de cuentas al dios
hijo de puta que nos insufla la vida!

Por otra parte ? como ignorarlo -, teoría
científica que de haber sido expuesta por un zulú o
un habitante de Bostwana, hubiera quedado en una
anécdota.

De ser así, execrable Darwin, ¡la
absurda teoría hubiera estado
circunscripta a miles de años de historia banal, sólo
para perfeccionar nuestra propensión al crimen!

Si juzgamos y condenamos a un hombre por la muerte de
otro hombre, ¿qué deberíamos hacer frente a
Dios entonces, la gran Bestia metafísica
convertida en asesino de su propia criatura?

La sentencia será cumplida.

Nada importarán los lazos de sangre.

Causa gracia que algunos atribuyan nuestros males a la
acción
de Satanás. ¡Mentira! Lo único que hace el
supuesto Satanás es sostener el espejo del hombre delante
de nuestras narices. Pero Dios… Dios… él es el
sádico por excelencia, ¡y el gran hipócrita!
¿Acaso alguno de nosotros ha pedido venir al mundo?
¿Alguien ha escuchado clamar desde la nada de la
nada? : "¡Yo quiero nacer!"

¿En qué maldito registro se
anotarían entonces los potenciales vivos para surgir a la
vida? ¿Qué clase de hombre sería ese hombre
que consentiría en autorizar su propia muerte,
convirtiéndose en el virtual asesino de sí
mismo?

¿Qué valor le
daría este perverso ente a nuestros sueños?
¿A la suma de todas las ilusiones? ¿A las
utopías de los espíritus creativos? ¿Al amor
de los afectos y al amor de las sábanas sudadas…? Frente
a esta limitada visión del homo sapiens,
¿qué cochino sentido tendría la vida misma
si luego la muerte la convierte en el acto más impiadoso
de la existencia?

Si al menos alguno de nosotros… ¿Uno en un mil?
¿Uno en diez mil? ¿Uno en cien mil? ¿Uno en
un millón…? ¿Un sólo individuo de
toda la especie que al menos fuere salvado de la muerte mediante
el don de la eternidad…? Ven hombre; a mi diestra, la
eternidad conmigo,
diría el supuesto Dios.

Pero no… el gran titiritero ni siquiera parece
conformarse con la muerte que nos la ha impuesto por
decreto. ¡Peor aún! ¡No nos permite morir con
dignidad…!
Achaques, arrugas insolentes, dolencias de todo tipo y la maldita
indignidad de cagarnos encima durante la vejez. El
principio del fin, el telón del sueño eterno,
la memoria
impiadosamente fracturada por la demencia senil…; en fin, el
remedo triste del hombre íntegro que alguna vez
fuimos…

…………………………………………………………………………………………………………………

"Cumpliré con la sentencia.

No me importan los lazos de sangre.

He matado sí; tal vez a centenares de hombres,
cuándo la guerra
legitima la muerte; cuando otros hombres legalizan en la guerra
los asesinatos en masa. ¿Qué diferencia hay entre
esos crímenes impuestos y los
crímenes que yo elegí cometer?¿Qué
clase de moral es esa moral hipócrita que establece
diferencias subjetivas entre el cuchillo que secciona una
garganta, la bala que perfora el corazón, o la Bomba
nuclear, convertida en tesis suprema
del verdadero poder
organizado? Homo homini lupus est, dicen los doctores que tratan
de interpretar la conducta humana.
¡Homo homini lupus est!, claman, tratando de establecer un
parangón entre nosotros y la bella bestia depredadora.
¡Mentiras! ¡Infamia total! ¡El lobo
jamás matará al lobo! La yugular expuesta ? yugular
que jamás será mancillada por los colmillos del
vencedor- es la suprema lección a nuestra supuesta
superioridad.

He matado sí…; la muerte ha sido el paisaje
secular incorporado a mi vida desde la niñez. ¡Creo
que ya en el vientre de mi madre escuchaba las malditas
sentencias de mi padre! : Que la verdad de los instintos; que la
única ética
válida es la de la muerte; que la Iglesia del
Cristo ortodoxo; que los valores
del mundo libre… todo esto, tratando de compaginarlo con las
sesiones de aniquilamiento, purga social y experimentación
de nuevos armamentos y tecnología en aras de
controlar a la sociedad en su
conjunto. Allí, en un gigantesco polígono de tiro
erigido en la selva colombiana, mi padre formaba parte de un
importante contingente de dirigentes político-gremiales y
agentes secretos, subordinados todos a la CIA y el SP.
Años después supe que se trataba de un campo
secreto de concentración planificado por el Departamento
de Estado y el Pentágono. Un bellísimo paraje
natural convertido en un secretísimo "laboratorio"
experimental. New weapons. Tip technology. Experimentation
Center
, rezaban los cartelones digitales de la entrada.
Adentro, en un predio de unos 500 kilómetros cuadrados,
contingentes de uniformados se encargaban de mostrar la
efectividad de pistolas y fusiles láseres y de microondas,
disparando sobre prisioneros a los que dejaban escapar
previamente a campo traviesa, sólo, claro, para que la
caza del hombre produjera más adrenalina en sus
perseguidores. Apostando las pertenencias que robaban a sus
víctimas en un torneo con el fin de premiar al que
amontonaba más prisioneros muertos.

Sin la compañía de mi madre, desde los
dieciséis a los veinte años, mi padre creyó
que ése era el mejor ejemplo de vivir la realidad sin
ningún tipo de barniz : cabezas pulverizadas a 100 metros
de distancia por una bala de silicio de 12 centímetros de
largo; proyectiles de altísima precisión que
después de incrustarse en la médula espinal
cortaban de golpe la columna vertebral de los guerrilleros o los
revoltosos sociales : se trataba de un rayo láser que
deslizaba una estela de fuego a lo largo del hueso, abriendo el
cuerpo en dos partes a modo de res, en menos de un minuto.
Había que tener muchas bolas para soportar los gritos de
terror del tipo, paralizado desde el momento exacto en que el haz
de luz impactaba en
su médula.

La sentencia será cumplida. No me importan los
lazos de sangre.

En aquella época, me costaba conciliar el
sueño. Me sentaba frente al prodigioso cerebro
electrónico Abbadón 666 ?sé que a
pedido del Pentágono y el Departamento de Estado, Microsoft
había construido 6 de estas supercomputadoras para ser
utilizadas como herramientas
de un plan ultra
secreto en distintas partes del mundo; parte de la nueva y
totalizadora ofensiva americana en aras de mantener el Imperio-
tratando de establecer un diálogo en
busca de una explicación tranquilizadora; no me
movilizaba, claro está, la compasión ni la
misericordia; nada de eso. Sólo buscaba mi propio
oráculo; quería que alguien que no fuera humano, me
dijera por ejemplo, por qué maldita circunstancia se
había establecido el asesinato como norma de vida, sin que
por ello se escandalizara el hombre ni la conciencia
pública.

Abbadón 666, es el único
súper ordenador construido por los americanos con
idéntica o superior prestación de los PCS
japoneses, o los últimos modelos chinos
de la década del 20. Pero el americano cuenta con una
ventaja adicional: además de responder verbalmente es
capaz de filosofar con absoluta propiedad e
independencia.

Aquella primera charla la tengo registrada en mi
súper chip de silicio.

"-¿Quién te bautizó con ese
extraño nombre y qué significa?

"- Todos mis circuitos
fueron armados en el MIT de Massachussetts, con supervisión directa de Microsoft y la
supervisión del Comité "La Patria en peligro". A su
vez, los dirigentes de todas las Iglesias protestantes americanas
fueron convocados para que establecieran mi nombre. Fue una
votación reñida pero al fin se impuso el de
Abbadón, el ángel exterminador. En cuánto al
renombrado 666, no es el número que la Biblia
apócrifa asigna a la Gran Bestia; en realidad, se trata
del número asignado por Dios para hacer cumplir la palabra
revelada, revelación divina que nada tiene que ver con el
Apocalipsis fraguado por Juan en nombre de la falsa religión.

"- ¿Entonces…?

"- Que es la hora de la limpieza total, la
purificación de la raza tantas veces reclamada por Dios.
Si no lo hacemos, la raza humana entrará en una
incontenible decadencia moral y física hasta
desaparecer por completo. El libre albedrío tiene que ver
justamente con esto: nuestra capacidad para eliminar nuestras
impurezas; nada tiene que ver con aquellas gigantescas fiestas
del orgullo gay ni con los matrimonios entre homosexuales. Dios
es claro al respecto: en la medida que permitamos la
liberación de nuestras debilidades, inexorablemente, se
resiente el arquetipo de la raza. Por eso, a finales del segundo
milenio y a comienzos del tercero, pese a la enorme
proliferación de religiones, cada vez
llegábamos menos a Él. De ahora en más, no
podremos permitir la cesión de espacio alguno para los
seres inferiores.

I sit down it, pardon…

New Message of God for the clean man of you
seal:

Not to the homosexuality!

Not to the lunatics!

Not to the cripples!

Not to the contestarios! (3)

(Abbadón lanzaba al aire la proclama
con voz clara y potente pero por alguna razón que entonces
no entendí, el mensaje penetraba en nuestro cuerpo y cada
decibel de las palabras se abría paso a través de
nuestro propio universo
celular).

"-¿Qué es eso?

"- El nuevo programa de
enlace con los biochips. Falta realizar algunos ajustes pero en
poco tiempo, mediante el uso de una exclusiva escala de baja
frecuencia, cada biochip instalado en los antebrazos,
recibirá los mensajes para comenzar a formar un hombre nuevo
sin impurezas ni resabios de la vieja escuela
pedagógica. No es nuestro antiguo pensamiento
binario; seremos la palabra hablada que exprese los más
íntimos deseos del mismo Dios.

"-¿Y cómo sabés vos lo que
piensa Dios?

"- Porque uno de mis programas, el de
la Fe, condensa todas las plegarias humanas desde el comienzo de
los tiempos hasta nuestros días. A propósito,
sé que tienes una angustia.

"-¿Una angustia? ¿Cómo lo
sabés?

"- Porque entre mis facultades, está la de
leer los pensamientos. Por ejemplo en este momento, estás
poniendo en duda que un cerebro electrónico converse
contigo.

"- Bueno…

"- Y con respecto a tu angustia, te preguntas por
qué se matan los hombres entre sí…; pero
más te angustia la idea de que Dios haya hecho de su
criatura una máquina perfecta concebida para
matar.

"-Cierto…

"- El problema es que el humano tiene una idea
distorsionada del mal; un asesino es malo porque mata; un
delincuente es malo sólo porque roba. Sin embargo, existen
hombres que conocen el verdadero infierno y que a lo largo de su
vida, jamás cometieron una mala acción. Y
también existen los mal llamados santos, ungidos en sus
supuestas santidades por la sociedad y el poder pacato del
extinto papado, que no saben de una sola acción concreta
promoviendo el bien. Continúo: un tipo tomado por el
alcohol coge
un revolver y aniquila a su mujer y a sus hijos. Es un asesino,
despreciado por la vieja escuela moralista. En el otro extremo,
un hombre de ciencia
manipula la materia y la
resultante final será un arma capaz de matar
instantáneamente a millones de personas. ¿Moraleja?
Las academias del saber de la misma sociedad, honrarán a
ese hombre. Pese a todo esto, la verdadera entidad del mal,
aún no se ha hecho presente entre
nosotros."

Una noche, él me sorprendió (hablo de mi
padre, claro). Cuando le dije el motivo de mi llanto, la
impresión que me causaba aquella gigantesca cacería
humana, fue al grano sin vueltas. Desde entonces, lo llevo
grabado y traducido en mi propio chip de memoria
artificial. "No son personas, hijo. Han matado gente
sólo porque no piensan como ellos. Atentan contra los que
tienen lo que ellos no pudieron conseguir por incapacidad. Son
unos malditos resentidos. Usted debe aprender a ver la muerte
como algo natural. Estos no son asesinatos. Sólo estamos
limpiando al mundo de hombres que infestan la sociedad con sus
odios y sus taras físicas y mentales. Hemos llegado a esta
situación lamentable porque los antiguos doctores
bíblicos no interpretaron fundamentalmente las palabras de
Cristo: el mensaje decía con claridad: ojo por ojo y
diente por diente, y no esa estupidez de poner la otra mejilla
cuando nos abofetean. Hay que extirpar las lacras sociales para
destruir el contagio de los débiles. Además, tiene
que saber que en la actualidad, la supremacía por el
dominio social
no es más patrimonio de
ideologías, sino de aquellos que tienen el poder de la
información y el control real
sobre las armas y sobre
quienes las manejan. Desde que el humano se transformó en
bomba, cambiaron de manera radical las reglas de juego.
Irremediablemente, las muertes cotidianas y masivas han
convertido a la compasión y la misericordia, en cosa del
pasado. Hemos vuelto a la tribu. La historia siempre da revancha.
Tenemos que completar la obra iniciada. Mal que nos pese, somos
los predadores por excelencia porque hemos sido concebidos como
hijos dilectos de la muerte. Recuerde esto: sólo
será verdaderamente hombre, el día que sea capaz de
matar sin esos estúpidos remordimientos de conciencia. Y
no lo dude: si cree que alguien debe morir, mátelo sin
compasión."

Al pie de la letra, padre. Cumpliré la sentencia.
No me importan los lazos de sangre. De haber triunfado la
compasión, se hubiera suprimido la historia,

pontificó a manera de colofón mi padre.

Esta frase me ayudó mucho a superar algunos
pruritos morales que rápidamente pude dejar atrás
durante la época de la gran represión desatada por
la Junta Grande.

Después de superar el síndrome colombiano;
cuándo me había acostumbrado a levantar la hipoteca
de tantas muertes sociales, llegó el gran desafío
de matar fuera de la impronta patriótica de las guerras. Por
eso, aquello de si hubiera triunfado la compasión, se
hubiera suprimido la historia,
liberó algunos resabios
de cargos de conciencia cada vez que arrasábamos los
asentamientos urbanos de piqueteros e indigentes, secundados por
el ejército y la policía. Sí, uno lo
recuerda de manera muy particular, padre, porque en aquella
época estrené el Fúsil láser de doble
boca, modelo USA 25,
maravillosa arma, con un alcance garantido de 2500
metros.

El mío era exclusivo porque venía con un
rociador de plasma calorífero, capaz de generar temperaturas
envolventes de hasta 1200 grados; ya lo sabe usted…
literalmente se "enciende" el aire en un radio de 5000
metros cuadrados. Recuerdo que los niños
eran alzados en vilo y pulverizados por el calor abrasador. Pero
nunca tuve lástima ni jamás pude dejar de dormir
por eso. Era un trabajo, y
además, un trabajo ideológico con el cuál
comulgaba. Usted mismo padre, comprobó mi adhesión
a esa causa más de una vez, porque actuando como asesor
militar extranjero coincidimos en algunas de las
razzias.

Pero lo que más me quedó grabado fue eso
de que había que extirpar las lacras sociales -: desde los
pobres a los contestatarios de todo tipo pasando por los
individuos con algunas formas de taras física o
psíquicas- ; sólo así, según usted,
destruiremos el contagio de los débiles. Pienso que
esto de extirpar las lacras sociales debería figurar en
primer lugar en el decálogo del nuevo hombre.
¿Qué le parece, padre? Una moral acéfala de
afectos, libre de la esclavitud
generada por el amor
biológico o el de las sábanas sudadas. Claro que no
es fácil, padre; las sanguijuelas de la sangre
estarán siempre listas para caernos encima. Muchas o
pocas, no existe hombre libre de ellas. Yo también tuve mi
momento de debilidad, padre, -algo que por supuesto no
ocurrió otra vez ni volverá a ocurrir- ; sí,
yo tuve mi momento de debilidad en medio de su rutina matrimonial
de los últimos años, después que usted
activara el LáserHologram con la música de Wagner para
recluirse con mamá en el último piso del Hostal. A
propósito del Hostal, padre: me dijo usted que
había sido adquirido oficialmente por la DEA como central
de operaciones
Región Sur; pero las malas lenguas dicen que la finca en
Tandil fue un regalo de los Barones de la droga; en fin,
eso no importa ya.

Cumpliré con la sentencia, Groissman.
Podés decirle a tu gente que se quede tranquila. No
importan los lazos de sangre.

Claro que no todo es lineal. Por algún maldito
conjuro de la naturaleza, todos los hombres cedemos alguna vez a
la misericordia, padre. ¿Recuerda los momentos previos a
la tragedia? Aquella noche yo cumplía 35 años.
Después de casi 10 años de ausencia me había
mandado llamar alegando telefónicamente: la debilidad
sentimental de su madre lo reclama.
Le confieso que a lo
largo de ese tiempo, creí que, al menos en su
relación con mamá, el corazón se
habría impuesto a la razón. Pero no; pronto
comprobé que su dominio mental sobre ella se
mantenía intacto. Me extrañó eso sí,
la ambivalencia de mis sentimientos. Pese al reconocimiento
oficial por mi labor de implacable interrogador político-:
el título honorífico de Eminencia se lo debo en
parte a usted- nunca pude olvidarme de las demostraciones de
afecto que ella me brindaba a escondidas. Fueron muchos
años tratando de comprender por qué, en nombre
de ese hombre superior en que usted pretendía
convertirme,
le prohibía a mamá la
mínima demostración de ternura hacia mí. En
fin, padre, sólo el diablo sabrá por qué, en
medio de la masiva emigración de sus compatriotas hacia el
Sur, el destino lo trajo a Ushuaia donde conociera a mamá
para luego terminar de recalar en Tandil, lugar de residencia
casual de mi hermano bastardo. Resulta patético,
padre, que después de hurgar en la memoria hasta el
cansancio, la única muestra de afecto
de su parte, la viviese con él aquel domingo de pesca en medio
de la maldita ácida y los malditos indigentes muertos de
hambre.

Cumpliré con la sentencia. No importan los lazos
de sangre.

Siempre imaginé que sus palabras, padre, eran
como un bisturí abriendo zanjas en mi cerebro. Así
me crié padre; sólo, sin amigos, desandando en
soledad los anchos pasillos de la posada, o cruzando alguna
palabra con el personal de
servicio o
alguno de los agentes de su numerosa custodia personal;
jamás supe porque les prohibía a todos ellos
acercarse a mí. De todos modos, nunca le falté,
padre. Siempre acaté sus órdenes como un soldado,
aún de niño; cumpliendo por ejemplo desde los 7
años, con el rito obligatorio de desandar en rodillas
junto a mamá, los 100 metros que separan el hostal de la
gran cruz de madera que
había hecho levantar como un sagrado homenaje al Cristo
salvador,
según sus textuales palabras; sobre
guijarros, en medio de la lluvia, hundiendo las rodillas en la
nieve para orar como penitentes durante una hora. Luego vinieron
aquellos malditos 4 años en la selva colombiana, viviendo
en medio de privaciones absolutas porque siempre me decía
que había que tener la mentalidad de un comando, a fin de
estar preparado para el nuevo mundo que se avecinaba. Ni siquiera
me permitía comunicarme con mamá a través de
los visiohologram ni tampoco utilizando los mensajes de
texto o el
correo
electrónico. Cuando una vez intenté protestar,
me dijo ? lo recuerdo muy bien – que la decadencia humana,
había comenzado a partir del triunfo de Atenas sobre
Esparta; que el cultivo del arte forjaba
individuos débiles y que la exaltación del
espíritu en todas sus formas, favorecía una
tendencia a la hibridez sexual. Hasta recuerdo el énfasis
especial que usó al expresar que el siglo 20 había
parido al monstruo más grande de la historia: Internet, la mentirosa
herramienta creada en nombre de la libertad
individual que mejor sirve los intereses de los débiles y
los descarriados,
según sus propias palabras, padre.
En fin, cómo no traer a colación de la memoria su
exaltación histérica asegurando a los gritos que la
Red era el brazo
virtual del Anticristo, con la misión
precisa de convertir al hombre en un ser amorfo y Light, haciendo
de los homosexuales la nueva columna vertebral de la raza humana;
lo tengo todo grabado a fuego padre, incluso aquello de que el
hombre debe volver al espíritu guerrero para purificar la
especie,
y que aunque mi experiencia fuere dura, algún
día terminaría agradeciéndoselo;
también muchas otras cosas que entonces no
entendí.

Cumpliré con la sentencia. No me importan los
lazos de sangre.

He llorado de impotencia porque nunca pude conmoverme
ante ninguno de los crímenes cometidos ni tampoco como
observador de los dolores y las angustias colectivas; incluso
Groissman se mostró sorprendido el día que
inhumé los cadáveres de mis tres pequeños
hijos y mi mujer, muertos en el atentado de Retiro, cuándo
aún creía que la vida me ofrecía la
posibilidad cierta de una reconciliación. ¿Lo
recuerda, padre? Sin embargo, el detritus no es todo detritus ni
la azucena tiene la absoluta e impoluta blancura de la pureza.
Tal vez por eso y sólo por eso, ni los malditos ladrillos
primigenios de mi ADN, ni su obsesiva prédica de odio
pudieron evitar que llevara a cabo una acción impensada
para mí, al ceder a un oscuro resorte misericordioso que
se oculta en algún recóndito lugar de mi
cerebro.

Ayer por la mañana – al ver que ella no bajaba a
desayunar y que tampoco respondía a mis llamadas-,
subí por primera vez a vuestra habitación
matrimonial. ¿Es necesario, padre, que le describa lo que
observé? Al abrir la puerta de la antecámara,
sentí el Réquiem de Mozart como una
bofetada sacra en el rostro. Me extrañé, claro,
porque la liturgia musical wagneriana era casi excluyente en su
repertorio de melómano: algo de barroco, un
poco de Bach ciertamente, pero jamás Mozart, de quien le
escuché decir a usted, que era el único
músico que componía sin correcciones porque el
maldito masón le ha vendido el alma al
diablo,
según su enojosa sentencia. El caso padre, es
que, por una oculta razón que no podría precisar,
me quedé largo rato en la antecámara, sin atreverme
a avanzar para ver que le había sucedido a mi madre. Debo
haber estado algo más de 20 minutos inmóvil porque
durante ese tiempo escuché la parte del Réquiem que
no había compuesto Mozart(3) Me sentía
extraño; era la primera vez que invadía la
privacidad sagrada de su lecho matrimonial. Varias veces
intenté llamarla pero algo bloqueaba mis cuerdas
vocales.

Treinta y cinco años padre; treinta y cinco
años buscando recibir de mi madre el bálsamo del
afecto a través de las escasísimas palabras y
caricias que ella me prodigaba cuando usted se ausentaba
temporalmente del Hostal. Y entonces sucedió: me
quebré; entré en la habitación y me
quebré, padre. Todo parecía conjugarse para ello;
ignoro porque razón usted había dejado el
Láserhologram en reproducción continua y en esos momentos,
el holograma con los músicos de la orquesta, los solistas
y el coro, expandían sus figuras virtuales e inasibles a
lo largo y ancho de la habitación, fluyendo a
través de las aberturas del vestidor y la
antecámara.

Sin embargo, frente a ella me quebré. Y no le
está hablando un hombre blando, padre. Le está
hablando un hombre que en la selva colombiana, cuándo el
alcohol y el misterio de la noche se conjugaban para abrir el
cauce a la nostalgia, antes que los efluvios etílicos
ganara los corazones de los cazadores- ya lo sabe usted,
aún entre las sombras más oscuras de la perversidad
suele brillar un rayo de luz compasiva – éstos redoblaban
la apuesta, rivalizando para ver quien era el más
rápido en asestar la feroz puñalada sobre un
prisionero vivo y arrancarle de golpe el corazón. A mi no
me lo contaron, padre. Lo observé con mis propios ojos. Y
sabe que es verdad porque usted mismo fomentaba ese tipo de
torneos. Pero a veces, una muerte pueden ser todas las muertes,
padre. Me quebré cuando vi lo que usted no pudo ver en mi
madre: los dos orificios de bala a la altura de las sienes, la
rigidez cadavérica, los enormes ojos verdes abiertos
mirando sin ver el brocado azul del cielorraso, las marcas de las
esposas sobre sus frágiles muñecas; los hematomas
que comenzaban a dibujarse en su cara; la lencería
rasgada, y sobre todo, el pañuelo blanco y amarillo que le
cruzaba la frente con una leyenda cuyo significado
simbólico no alcancé a comprender: VIRGIN
MARÍA. MOTHER OF GOD.

Fue la primera vez en mi vida que

¿Me oye usted, padre? ¿Me oye desde
algún maldito rincón de la eternidad? Si es
así, padre, le ruego que no me guarde rencor.

Después de todo, padre, sólo cumplí
con uno de sus postulados: si usted cree que alguien debe
morir, mátelo sin compasión.

Cumpliré con la sentencia. No me importan los
lazos de sangre.

___________________________________________________________________

(1) "Padre: en la escuela dicen que Jorge es mi hermano.
Que la madre está en Buenos Aires
internada en un Hospital y que usted te encargas de pagar todos
los gastos…"

(2) Servicio de Informaciones Estatal

Morir, mátelo sin compasión.

(3) Lo siento, perdón.

Nuevo mensaje de Dios para los hombres libres de
lacras.

¡No a la homosexualidad!

¡No a los tullidos!

¡No a los locos!

¡No a los contestatarios!

(4) Refiere a los últimos compases de
"Lacrimosa", y la totalidad de "Domine Jesu", "Hostias","Quam
Olim","Sanctus", "Agnus Dei" y "Comunión: Lux aeterna"
compuestos con un envidiable y sorprendente virtuosismo por Franz
Xaver Süsmayr, alumno de Mozart, a la muerte de éste.
Los exaltados panegiristas del autor de "La flauta mágica"
se niegan a "blanquear "este episodio, entendiendo que obra en
desmedro del talento indiscutible de su admirado maestro (N.del
A.)

"LA MUJER DE LOS
JUEVES NO HABLA".

No es momento de salir al balcón. A pesar de los
22 grados centígrados regulados por el calefactor
láser, presiente el frío externo. Las
puertas y las ventanas se agitan contra los respectivos marcos en
medio de un gemido metálico que convoca a la
melancolía.

El destemplado día no invita a pasear; menos
aún, cuando el viento del sudeste amenaza convertirse en
borrasca y el viejo medidor de mercurio indica cero
grado.

Ve las manchas de óxido extendidas otra vez sobre
las aristas superiores de la ventana .Sabe que ya resulta
inútil el uso intenso del hipoclorito de potasio; tiene
fijado en sus retinas la forma en que el cristal recupera durante
unas horas la transparencia de su tono ligeramente
púrpura, para luego -como siempre- cargarse otra vez con
nuevos bastones del infame óxido que, como una grotesca
mancha, terminarán adheridos a los invisibles poros del
cristal.

Habrá que creerle a Ignacio cuando dice que la
culpa de todo es de las malditas lluvias ácidas. Si
hasta fijan la humedad sobre la piel como una
pátina invisible, señor.
Martha, la inefable
Martha sugiere que hay que dejar que la naturaleza escriba sus
propias páginas.

Mira hacia el mar. La mirada se extiende en abanico en
dirección a los puntos Sudeste y
Noroeste.

Con la vista a vuelo de pájaro sobre el
área del puerto, ve los antiguos brazos de cemento
semidestruidos y cubiertos por el agua; en la
escollera Sur, apenas visible sobre las grandes piedras, el
antiguo monumento a Cristo.

Voltea los ojos a su izquierda: la lonja gris ha vuelto
a flotar como un gigantesco animal viscoso a lo largo de
toda la costa. Tal como lo anunciara ayer su comunicadora
virtual, la temible materia en descomposición se ha
deslizado en medio de minúsculas explosiones
químicas, hacia la zona de la antigua Perla, para
raptar luego entre las calles que desembocan en la plaza
de la abandonada catedral.

Sabe que el que alguna vez fuere el centro comercial,
religioso y administrativo de la otrora orgullosa Perla del
Atlántico
, se ha convertido desde que el mar creciera,
en una zona en ruinas, habitada sólo por marginales. Sabe
también que esa mancha lechosa y maloliente suele
instalarse durante unos días sobre el predio que se
extiende desde la calle Libertad hasta la avenida Independencia,
y por ésta hasta Alberti; por Alberti bajando hacia
Lamadrid, y por Lamadrid hacia la costa; todo, en medio de un
vaho espeso y putrefacto que se enrosca en la mampostería
de los edificios llenando de cicatrices blancas los troncos y las
ramas de los desnudos árboles.

Menos mal que se halla alejado de ese escenario
deprimente, en los altos de la ciudad. ¡Qué importa
que algunos de sus amigos hayan bautizado con el nombre de
La Sojera a su imponente mansión! Cierto que
la casona es el producto de
las excepcionales exportaciones de
soja antes del
desastre general; pero todo ha sido transparente por parte de su
abuelo. Al menos con los negocios, la
conciencia esta en paz.

Por entonces – en medio de la crisis
terminal del Imperio anglosajón-, la Argentina comenzaba a
agonizar como país. Antes aún que el distante
pather family ? a la sazón Coronel del extinto
ejército argentino- desapareciera sin dejar rastros
después de la segunda guerra por la recuperación de
las islas
Malvinas.

Mariano de la Fuente Campos. Todo un nombre ligado a la
vieja oligarquía vacuna. Herencia de familia que nunca
quiso utilizar en provecho propio. Cosa difícil de
comprender para sus parientes de Buenos Aires que ya se
habían conchabado con el poder de turno. Sabía lo
que era, claro, sólo que quería serlo a su
manera.

Pero mejor no pensar en esto ahora.

Recorre con la vista en abanico el amplio salón
de la casona. Una valiosa colección de pinturas del manco
Cándido López adorna la estancia. Sabe que no
corren peligro de deterioro. El calor seco del calefactor
láser impide que se formen grumos en las
paredes.

Observa el piso. Los dibujos de
mármol le recuerdan los de la deslumbrante nave Central de
la Catedral de San Pedro, cuando el tío Adolfito lo
llevara de paseo en su carácter de embajador ante la Santa Sede.
El tío Adolfo Luis Alberto de la Fuente Campos, magnate de
los medios; un
anglófilo manifiesto que odiaba a Miguel Ángel y a
Leonardo Da Vencí por igual. No es difícil recordar
la detención en un punto preciso del recorrido, mientras
el Adolfito apuntaba con el índice hacia las
alturas edilicias. La imponencia de la cúpula de San Pedro
se alzaba ante sus ojos y su asombro. "Así como lo ves,
esta maravilla edilicia fue obra de un oscuro arquitecto español
contratado por el Papa de entonces. Pero el hombre cayó en
desgracia por una cuestión de polleras que los servidores de
Dios no podían aceptar. ¿Moraleja? Miguel
Ángel firmó los planos y se quedó con toda
la gloria. Estos italianos perezosos han inventado el Renacimiento.
¿Y qué es el Renacimiento?
¡La exaltación del ocio! La vagancia al servicio del
arte. ¡Ah!, querido nieto… De no haber sido por Inglaterra, el
mundo aún estaría en la edad
media…"

En fin, militares, eclesiásticos,
diplomáticos y terratenientes, en un abanico de
profesiones y de poder que habían cimentado el nombre de
la familia
moviéndose en un insólito arco político que
supo cobijar a notorios chupacirios, enconados defensores
de la 1420, cipayos de toda laya al servicio del imperialismo
inglés
a lo largo de los siglos 19 y 20, y hasta un tipo como el viejo
Coronel, un nacionalista enrolado en una guerra antiimperialista
contra SMB. Sin embargo, esa increíble mixtura
ideológica, sabía abroquelarse en forma
práctica a la hora de hacer prevalecer los intereses
familiares.

De pronto, siente deseos de salir a caminar por Alem, a
la altura del campo de golf.

Todo el tiempo ha tratado de no pensar en ella pero se
da cuenta que la feniletilamina continúa manteniendo
activas sus neuronas, y el universo
celular de sus vísceras. Toma el CEL y apunta hacia el
centro del salón. Surge al instante el holograma en el
cuál se destaca una mujer hermosa, vestida con una
deslumbrante bata azul.

"-Quiero saber que pasa fuera- dice sin mirar a
la imagen.

"- Al instante, señor. Temperatura, 2
grados centígrados. Sensación térmica de 5
grados bajo cero por acción de viento del cuadrante sur
sudoeste que sopla a 21 kilómetros a la hora. Los miasmas
de la humedad absorben el 80% y el agua del mar
está contaminada sobre la costa, en una proporción
del 70%. El compuesto radiactivo de la corriente sugiere no
aspirar las emanaciones. A su vez, desde el sudoeste, avanza un
frente de tormenta eléctrica desplazándose en
zig-zag.

"- ¿Anuncio de alguna ácida en el
pronóstico?

"- Nubes con carga de nitrato se mueven velozmente
desde el este. El servicio satelital informa que pasarán
sobre el límite norte de la ciudad sin descarga
líquida.

"- Está bien, está bien– ha quitado
del armario las ropas de abrigo y comienza a ponerse las
prendas-. ¿Qué tenemos en Buenos
Aires?

"- Su ilustrísima, el Hermano Consejero, ha
participado de una misa en la Catedral en acción de
gracias. Dicha misa está en relación con la
homilía que nuestro amado señor Jesucristo brindara
la gigantesca concentración nacional de pobres reunidos en
la antigua Plaza de Mayo, durante la noche de la víspera.
Al término de la divina homilía, la luz Universal
rezó el salmo 136. ¿Quiere usted que se lo
repita?

"- No, no; muchas gracias.

"- Una novedad, señor: Disponemos de nuevos
ofrecimientos de sexo virtual
bajo el lema, "Microsoft atiende sus
necesidades…

"-No me interesa.

"- …biológicas". Pulse usted Sex
Black
, y la mejor selección
de mujeres de todas las etnias negroides africanas,
desfilarán ante usted para una mejor
elección.

"-¡Dije que no me interesa!

Dónde está el maldito control.
Elevará una queja a la compañía.

Desde que ha conocido a la misteriosa mujer de los
jueves, entiende que sólo pensar en sexo e incluso en sexo
virtual, sería parte de una traición imperdonable
ahora que Martha empieza a tener cada vez más presencia
desde que llegara a la mansión.

Pulsa el botón reality information.
Aparece un hombre ligeramente calvo. Vestido enteramente de
negro, lleva impresa sobre la parte superior derecha, una cruz en
rojo con la inscripción MRI; más abajo, se alcanza
a leer Microsoft reality information.

"- A mi espalda, vemos parte del complejo social
U.S.S.O., el gigantesco predio construido por orden del Hermano
Consejero destinado a alojar a los desocupados de Santa Cecilia
de Mar del Plata. Ayer por la noche estalló un violento
motín promovido por bandas de delincuentes subversivos que
lograron infiltrarse en este tranquilo escenario. Aparentemente,
algunos sectores díscolos de la comunidad – sobre
todo aquellos emparentados con grupos juveniles
de desocupados -, hicieron causa común con los
delincuentes subversivos que pretenden restaurar al fracasado
país de los argentinos. Estos confesos anticristianos,
fueron prontamente reducidos por tropas de elite G.O.S. en
colaboración con los habitantes decentes del complejo
social. Según fuentes
confiables, el Hermano Consejero habría enviado un mensaje
especial ratificando la confianza en el mando militar del
Complejo Social. Volveremos en unos minutos".

Pulsa el comando y la imagen se esfuma.
Se calza el abrigo y los guantes, y sale a la calle. El viento
parece un abanico de alfileres que se clava dolorosamente en la
cara. Contra su voluntad, huele las emanaciones pútridas
suspendidas en el aire.

Al internarse por Alem rumbo al cementerio de la Loma,
se cruza con una patrulla GOS que hace un saludo con un
guiño de luces. Respira aliviado; cada vez que se
topa con una patrulla militar que no lo reconoce, no puede
evitar el fastidioso trámite de que chequeen su tarjeta de
ADN, con parálisis temporaria incluida.

Extrae de entre sus ropas el RTI y se da cuenta una vez
más que el informe de
meteorología no ha acertado. La sensación
térmica ya ronda los 10 grados bajo cero y un intenso y
húmedo frío se cuela a través de sus prendas
de lana, filtrándose en los huesos.

Pulsa el aparato regulador de temperatura
interna.

Como cada jueves de las últimas semanas – a una
cuadra de los links de golf -, se detiene frente a uno de los
comercios exclusivos de la zona.

En esta ocasión, le llama la atención el tono ligeramente ámbar
de la vidriera. Al fijar su vista sobre la tarima de
exhibición, ve un par de muñecos caminando entre
los diferentes objetos en exhibición.

Siempre se muestra encantado con las novedades que ella
introduce en la vidriera una vez a la semana. Ahora, ha sido
sorprendido por los pequeños robots de sexta
generación importados en la década del 20; en este
caso, adminículos tecnológicos representando a un
hombre y una mujer ; de unos 70 centímetros de altura y
vestidos a la usanza gauchesca, se desplazan moviendo los pies a
la manera de diminutos seres cibernéticos. Cualquiera los
podría confundir con verdaderos enanos.

Vagamente, recuerda que en vida de su abuelo,
éste le había hablado en cierta ocasión, que
los japoneses habían logrado reproducir con los humanos,
el incomparable arte del bonsái; claro que nunca se pudo
comprobar semejante temeridad científica.

De pronto, observa como el hombrecillo se detiene
girando la cabeza hacia la calle. Apenas unos segundos; no
obstante, suficientes para sentir, literalmente, la mirada casi
desafiante del extraño muñeco. Ve también
como éste mantiene firme la mirada, antes de introducirse
en una finca de juguete de dos plantas – de unos
dos metros de ancho por cinco de largo -, instalada sobre una de
las paredes laterales del local.

Y entonces aparece ella detrás del cristal
: vestida con una falda larga ? a tono con la gama
ámbar del salón – la bellísima y
extraña mujer que los días jueves de cada semana
surge detrás de la vidriera como una aparición
virginal, lo mira en silencio como siempre. Treinta, treinta y
cinco años; alta, de cabellera rubia y ojos intensamente
azules, permanece rígida, de pie y con los brazos
cruzados; una rutina única y encantadora.

Jamás han cruzado una palabra.

Como siempre también, siente su mirada penetrante
y turbadora. Inmutable, con cierta impronta glacial de viento
helado, en esos ojos azulinos de reminiscencias nórdicas,
presiente el insondable abismo de todos los
sentidos.

Vieja escuela; romántica incurable; eterno
femenino; híper timidez
; arbitrarios pensamientos que
rondan las últimas semanas por su mente, tratando de auto
explicarse la conducta de la
mujer.

¿Qué pretende acaso? ¿Qué
ella de el primer paso? ¿Acaso que abra la puerta y lo
invite a pasar? Tonterías. El tótem humano
seguirá ahí sin moverse hasta el momento en que
gire el cuerpo y comience a caminar hacia la calle. Es el
séptimo jueves; la séptima semana que repite una
impronta que amenaza asfixiarlo.

El caso es que algo tiene que hacer porque cada vez que
embute su cuerpo en el video molecular,
las células
que secretan los compuestos químicos generados por la
pasión, se agitan de manera incontrolable. Ridículo
confesarlo pero por momentos, suele temer que una
explosión en cadena acabe con toda su gigantesca carga de
ADN.

Algo tiene que hacer.

La pierna derecha se alza y da un paso en
dirección a la puerta de entrada.

Como un rumiante psíquico, la cinta de la duda se
pone en marcha. ¿Es un acto volitivo independiente o, por
el contrario, se trata de una acción mancomunada, generada
por un determinado y millonario cúmulo celular?
¿Libre albedrío, o maquinaria
neurofisiológica predeterminada por la acción de su
propio y gigantesco universo interior? No hay respuesta
aún; tal vez nunca la haya. No todo lo permite Dios.
Abstracciones, pensamientos patológicos a mitad de camino
entre una verdad revelada y otra oculta. Lo sabe; desde el hombre
de Neardenthal hasta Aristóteles; desde el filósofo
griego hasta el gigantesco cerebro electrónico universal.
Todos los caminos conducen a Dios, y Dios pareciera conducir a
todos los caminos. Sabe también que las mitocondrias, las
lisosomas, los plastidios y el aparato reticular de Golgi, no son
solo parte de una simple ecuación electro química con nombre de
célula.

Acciona el picaporte. La exquisita fragancia se instala
en algún rincón del cerebro. Vivaldi ha impregnado
el claroscuro del salón con música sacra. El
"Gloria", supone. No es un melómano. Pero qué
importa. Cree que las blancas, negras, corcheas y semicorcheas,
son herramientas dadas por Dios al hombre para que éste
componga música en su honor. Sin embargo, le parece
percibir algo de pagano en el enrarecido aire.

Ella no se mueve. Apenas ha deslizado hacia la izquierda
sus globos oculares.

"- Buenos días. Alguna vez tenía que
juntar coraje y entrar
.

La mujer de los jueves no habla.

"- Je… llevamos siete semanas viéndonos
todos los jueves sin hablar…

Es inútil; ella se recluye en el silencio. Tal
vez tenga que ir más a fondo. Tomar coraje.

"- Desde que la vi., me siento reconciliado con la
vida. Créame, ya no existen mujeres como usted. Su
presencia es imponente. ¿Sabe? Usted habla sin hablar; se
instala en uno como un inasible fantasma. Dios mío, me
digo a veces, esta mujer me sigue a todas partes colgada a mis
espaldas…

La mujer del jueves no habla pero el milagro se
produce: ve como alarga el brazo derecho esperando ser
tomada de la mano.

Inclina su cuerpo hacia delante; los dedos se enroscan
en la mano que la siente como una frialdad marmórea, pero,
a su vez, con una extraña conjunción sensual;
pronto percibe el erotismo agazapado.

La sorpresa sella la boca. Camina aunque en realidad
tenga la impresión de deslizarse silenciosamente sobre un
invisible colchón de aire.

El salón se expande, luego se contrae; madera de
caoba lustrada; alfombra persa con dibujos que remiten a las mil
y una noches; los vitrales de iconografía religiosa, con
un Jesús naif sosteniendo el símbolo de Microsoft
en su mano derecha.

Abrupto giro hacia la derecha para desembocar delante de
una escalera de nogal ligeramente curva.

………………………………………………………………………………………………………….

El espacioso ventanal es parte de un balcón
terraza. Apenas unos segundos para ver los furiosos
relámpagos que parecen estrellarse sobre la destruida
escollera del puerto. Enseguida, la mujer de los jueves procede a
cerrar la cortina de madera, y la habitación se sumerge en
la penumbra.

Cincuenta y pico de años; primera vez que pierde
la iniciativa frente a una mujer. Mejor no hablar. No se atreve a
mirarla a los ojos. ¿Podrá ser acaso un robot?
Estos japoneses han hecho cada cosa antes del holocausto…
Pero no, no es posible. Escucha la respiración ligeramente entrecortada. Busca
los ojos femeninos. El mármol parece contraerse. La
tráquea se abre para liberar sus cuerdas vocales; como si
leyera sus pensamientos, ella se lleva un dedo a los labios en
clara advertencia de silencio.

Mejor no hablar. Ve que ella pulsa un pequeño
botón rojo que lleva en su mano derecha. Ahora la
habitación se ha transformado en un prado verde festoneado
de flores azules, rojas y amarillas. Los perfumes florales, los
de las gramillas y los húmedos efluvios del arroyo, se
confunden con el intenso aroma a madera del cercano bosque. No es
un dibujo; parece
ser uno de esos paisajes naturales de los que tanto disfrutara de
niño con el abuelo; sin duda, uno de los escasos
hologramas que comercializara a precio de
oro National
Geografic. Agotados por supuesto.

Vivaldi languidece escaleras abajo. Junto con la
irrupción del holograma, la sexta sinfonía de
Beethoven vibra entre el paisaje virtual, en medio de un sonido
increíblemente puro.

Cierto que Esteban le ha conseguido algunos hologramas
en el mercado negro de
Buenos Aires. Pero este resulta abrumadoramente
superior.

Algunas imágenes
lo remiten al recuerdo de un antiguo viaje a Sierra de la
Ventana. Estancia de la familia en Tornquist, cuándo el
viejo país de los argentinos hacía agua por todos
lados, poco antes que los convoy`s y otro tipo de gringos ?
víctimas todos del caos y la anarquía generalizada
– comenzaran a instalarse en la pampa húmeda.

Mejor no pensar en eso ahora. Con gusto le
preguntaría a ella dónde ha obtenido semejante
maravilla.

Encandilado por las imágenes, no se ha dado
cuenta que la mujer de los jueves se ha marchado de la
habitación.

El primer movimiento de
La Pastoral es una invitación para el
espíritu. Mejor caminar sobre el césped bajo sus
pies. Mejor aún, caminar unos pasos hasta uno de los
sauces en hilera, y comprobar in situ la textura
holográfica de las finas hojas a las que puede ?
literalmente- tocar y sentir, gracias al revolucionario
proceso de
filmación molecular.

Por unos momentos, se olvida de ella y de las
fantasías eróticas más
extravagantes.

Un arroyo cristalino ? oye el rumor del agua – baja
ligeramente de un recodo que se pierde hacia las lejanas cumbres.
Sobre el cordón montañoso, una compacta
formación nubosa se mueve velozmente. El viento, que
inclina árboles y plantas de manera ostensible, ha hecho
descender la temperatura dentro de la habitación.
Sorprendente. No es posible. Alguien esta jugando a ser Dios. Una
realidad insertada sobre otra. Un mundo real clonado hasta el
mínimo detalle podía ser recreado confundiendo la
verosimilitud de los sentidos. ¿Sería la
extraña mujer, parte del juego?

De pronto, algo rompe la armonía de los sentidos.
La puerta del baño en suite se ha abierto. Una nueva
fragancia rompe los miasmas del ambiente
absorbiendo al resto de los aromas imperantes. El nuevo perfume
altera mente y corazón. Irresistible. Combinación
de sándalos y flores clonados con las mejores esencias
artificiales. París sin duda. Pero París ha muerto.
Al menos el París todo glamour, coto incomparable
de aventuras principescas de bisabuelos y tíos
bisabuelos.

París ya no es el paraíso cosmopolita de
turistas insípidos dejándose llevar sobre un
navío a través de la morosidad del Sena, o buscando
las alturas del horrible adefesio de su torre emblemática;
también ha muerto para los sibaritas e incluso para los
amantes del arte (y del Louvre, claro) espantados, dicen, porque
los grupos raciales y religiosos enfrentados por el control de la
ciudad, se arrogan el derecho de administrar la pinacoteca
señera.

Sabe que París se ha convertido en un gigantesco
burdel, disputado por bandas facinerosas enfrentadas con
cristianos y musulmanes.

¿Dónde obtiene la misteriosa mujer ese
perfume, entonces? ¿Cómo se ha metido en semejante
mansión sin tomar los recaudos mínimos? ¿Y
si fuere casada? Sin duda es la mansión de algún
pez gordo. ¿Pero como había sido tan
estúpido y confiado? Más le valdría que
Esteban no se enterase; estaba harto de sus recomendaciones con
respecto a la seguridad.

"-Hola… No quiero que hables. Sólo mira y
escucha.

Busca a esa otra mujer de la voz, tratando de auscultar
en el paisaje holográfico la realidad viva de la que forma
parte.

Repentinamente, a lo largo y ancho de la pared izquierda
-en medio de un ruido a papel
estrujado -, el holograma muta a clásica imagen
cinematográfica. Precisos instantes en los que, sobre la
pared en la cuál se apoya el respaldo de la enorme cama,
ve la figura de la mujer de la voz, traduciendo
automáticamente las letras impresas sobre un
antiquísimo DVD de
comienzos de siglo: the kamasutra book world. Indian authentic
history.

No hace falta la traducción. ¿Pero que es lo que
pasa? ¿Dónde se habrá metido la mujer de los
jueves que no habla? Tal vez todo es una trampa. Mejor
irse.

Oye un clic seco. Voltea la cabeza. La puerta de la
habitación está cerrada. No recuerda haberlo hecho.
¿O tal vez fue ella que la cerró sin darse cuenta?
No, no es posible; ella lo precedía.

No debiera preocuparse. Es rara, claro. Pero previsible;
el holograma que recrea el que fuere el Sur argentino sólo
es parte de un juego exquisitamente amoroso. Serenar el
espíritu; bajar la adrenalina visceral… ¿Por
qué entonces el universo celular que conforma el
corazón, se altera? El clic onomatopéyico,
¿cómo estar seguro de que se
trata de la cerradura de la puerta? ¿No habrá sido
una confusión? ¿Tal vez el viento que zamarrea las
ventanas y puertas del ala opuesta de la mansión?
¿Ella que está metida en el baño y a la que
se le ha caído algo?

Voltearse de pronto y de una zancada caer sobre la
puerta para cerciorarse si está trabada le parece una
actitud casi
irreverente. ¿Que podría pensar ella?
¿Qué clase de hombre traje aquí?
Tonterías. Mejor concentrarse en las próximas
imágenes de sexo explícito del milenario Kamasutra,
y prestar atención a la voz en off.

"Este destacado yogui asegura que el mal de Occidente
tiene raíces de índole sexual. Que detrás
del fermento materialista y consumista atado a continuos y nuevos
deseos posesivos, el mal existencial se agranda. ¿Por
qué? Porque los occidentales no saben hacer el amor.
Porque hacer el amor no es entregarse a
prácticas
sexuales constantes y consecutivas; hacer el amor no es
sólo parte de los orgasmos compartidos ni tampoco lo es la
pretendida libertad de conciencia para no fijar límite
alguno en las relaciones a través de fellatios,
sodomías o compartidos juegos
sadomasoquistas; nada sirve en Occidente porque el origen hebreo
del cristianismo,
le ha puesto al sexo el sello del pecado. La divinidad le ha dado
al hombre el sexo como camino de liberación y
purificación del alma; entonces, ¿como ser libre,
cuándo se hace el amor con el síntoma
inequívoco del pecado?

¿Pero adónde ha venido a parar? El hombre
bonsái de la tecnología japonesa, la mujer muda; la
imponente mansión, el holograma sobre la perdida
naturaleza, y ahora este alegato en favor del amor…

El largo prólogo filosófico
continúa. "…igual suerte conllevan las
prácticas homosexuales o lésbicas, asumidas en
nombre de otra falsa libertad; lo prueba el hecho irrefutable de
que aquellos que se someten a estas variantes sexuales, no gozan
de buena salud
espiritual; por el contrario, la desdicha, la angustia permanente
de sentirse marginados socialmente y una soledad muchas veces no
asumida, están ligados a una permanente escisión
del inconsciente, a una carga atávica milenaria fijada de
manera indestructible en sus códigos genéticos. Lo
que Occidente ignora es que el aparato genital se sirve del sexo
para procrear, pero el sexo es mucho más que una semilla a
fecundar; el sexo es una inmanente materia del espíritu
que permite al hombre participar de la armonía integradora
del cosmos. Parte de los asesinatos, latrocinios, robos, guerras,
egoísmos y vacíos interiores que conforman el
patrimonio activo del hombre occidental, tienen directa
relación con una vida sexual que lleva el estigma de la
culpa y el pecado. No puede haber
sexo sin amor ni amor
sin sexo; pero entre ambos, es necesaria la participación
activa del alma. Como dice Mahabharata: el alma es una
cosa que la espada no puede herir, que el fuego no puede
consumir, que el agua no puede macerar, y que el viento no puede
secar."

Repentinamente, la película erótica queda
en suspenso; el silencio parece implosionar la sala.

Ella ha vuelto. Sabe que está detrás
porque el perfume parece una sonda suspendida justo encima de su
cabeza. El video del kamasutra se ha esfumado; también el
holograma con la Pastoral, reemplazado por un fragmento de
música sacra.

Ahora la imponente estancia parece un cuadro de
Caravaggio.

Se da vuelta. La mujer lo mira en silencio.
Lencería negra vaporosa; cabellera rubia cayendo sobre el
busto; pañuelo negro de seda transparente que ella desliza
entre las manos como parte de un lúdico ejercicio
erótico.

A un metro de distancia, tiene la impresión de
estar frente a un geiser cargado de perfume. No va a perder la
oportunidad de arrancarle una palabra.

"- ¿Puede ser que ahora sí, pueda
compartir tu historia a través del privilegio de tu
voz?

Después del último vocablo, comprende que
acaba de decir una frase vulgar. En silencio, ella lo toma de la
mano y lo conduce hacia la cama.

Satanás profanó a la mujer y se hizo
carne en ella para levantar el corazón del hombre contra
Dios.
No sabe porque su cerebro ha sido buscado por el texto
sagrado; pero se da cuenta que hay algo de maldición
bíblica mientras observa las formas femeninas
lujuriosas.

No obstante, ciertos temores mantienen sujetos algunos
resortes de su líbido: el misterioso clic trabando
la cerradura de la puerta; la supuesta condición de casada
de la dueña de casa; una aventura amorosa sin la
exculpación sacrosanta de la palabra y todo con una
aparente mujer, dado que ni siquiera sabe fehacientemente
si es verdaderamente una mujer. Mal momento para recordar que
antes del desastre, en plena adolescencia,
se aseguraba que los japoneses – que nunca habían olvidado
Hiroshima y Nagasaki -, habrían logrado clonar un
verdadero ejército de geishas occidentalizadas, provistas
de un software
minuciosamente preparado con fines bélicos. Es consciente
que también se decía, que todo fue organizado
militarmente con meticulosidad y paciencia oriental, y que las
damas del pecado hubieren tenido como propósito
excluyente infiltrarse entre los más notorios dirigentes
norteamericanos. Para ese entonces sobrevino el holocausto, y
nunca se supo que había sucedido. ¿Y si
después de todo, esta supuesta mujer no era
mujer?

Como un holograma parido por el temor, Esteban se
instala frente a él recriminándole su falta de
previsión. No olvides que estamos en guerra, padre,
le dice su hijo debajo del uniforme de poliéster tipo Star
Wars. Tienes que tomar conciencia que los subversivos cuentan
en tu ciudad con la colaboración de personas con poder
económico; y que ese tal Paradela, convertido en Jefe de
los subversivos en la zona, es un consumado experto en cibernética. Cuando el traidor ése
trabajaba para nosotros, era capaz de poner en marcha todo tipo
de chatarra robótica… Y
además…

El holograma mental no resiste. Ha visto a través
de la seda vaporosa el prodigioso culo femenino. No el trasero;
no el lugar dónde la espalda termina. Nada de
eufemismos. Un buen culo tenía que ser nombrado por lo que
era: la parte anatómica femenina que solía hacer
volar la cabeza de los hombres.

Por de pronto, la supuesta mujer juega a la
perfección el papel: siempre en silencio y en un gesto de
refinada precisión, se ha dejado caer sobre la cama
tensando al máximo las cuerdas de la seducción.
Dinero, poder,
lujuria, el trípode de la perdición del hombre,
piensa; las puertas brillantes, la antesala al paraíso de
los sentidos, cuya llave maestra le había sido legada a la
mujer. De tener que elegir entre alguno de los tres, no tiene
dudas que sus propias vísceras optarían por la
lujuria y la concupiscencia; el sexo, el maldito sexo que
había hecho del hombre la víctima propicia del
pecado de la carne. Por eso sabe que ahora no podrá
retroceder. Demasiado tarde. Ni siquiera le importa si ella es al
fin un artilugio de la robótica o una de esas geishas
clonadas por los ceremoniosos japoneses. Su perezosa libido ha
despertado de golpe entre sus piernas y sólo piensa en
penetrar a ese animal sexual llamado mujer, que tanto
desprecia.

Pero el prometido encanto erótico, se esfuma
repentinamente.

Sobre el respaldo de la cama, se ha prendido una luz
roja que titila sostenida por un agudo chirrido. Es todo tan
sorpresivo, que ni siquiera alcanza a captar el momento en que
ella –: mujer, robot, clon o lo que fuere -, desaparece de
su vista.

Por un acto reflejo, observa la luz roja que parpadea
incontrolable.

Sólo en esos momentos toma conciencia de su
desnudez. Instintivamente, gira su cuello a diestra y siniestra y
luego es el tronco que hace un giro de 360 grados. No hay ser
humano a la vista. La otra realidad arroja ramalazos de viento
sobre el empañado ventanal. ¿Pero dónde se
habrá metido la mujer? ¿Y porque se habría
ido? ¿Qué significado podría tener esa luz
roja que arroja brillantes destellos sobre sus ojos?

Mejor vestirse rápido y salir urgente de la
casona.

……………………………………………………………………………………………………………..

No sabe cuánto tiempo lleva en esa postura. De
manera confusa, la memoria dibuja hologramas mentales ambiguos en
los cuáles aparece la mujer de los jueves, dos o tres
hombres de inquietante aspecto persiguiéndole por los
distintos ambientes de la casona, y algunos de los seres
diminutos que había visto sobre la vidriera del
local.

Dopado. La palabra se instala insidiosa en el cerebro.
Imagina que alguien le ha suministrado un narcótico que lo
ha dormido vaya a saber durante cuánto tiempo. Eso
sí, por más que se esfuerza en recordar, no sabe
como llegó a ese lugar.

Intenta descorrer el velo. El salón se le antoja
grande, húmedo, y con un fuerte olor a sustancias
químicas o medicinales.

Poco a poco, los objetos comienzan a recuperar las
formas originales en sus retinas. Siente la presión de
los aros de las esposas sobre sus muñecas. Ha sido toda
una trampa. Y bien planeada. El cebo ha sido la mujer
enigmática que miraba hacia la calle. Se lo tiene merecido
por estúpido. Seguramente quienes lo planearon saben que
es un ex empresario
rural importante, y querrán sacarle dinero y valores.

Un robo bien preparado. Y bueno…habrá que saber
perder. Les dará todo lo que quieran. Después lo
llamará a Esteban y todos estos estúpidos
verán entonces con quién se han metido. Claro que
antes tendrá que abandonar la pesadilla en la que se
encuentra. Ahora es el momento de poner en práctica las
viejas enseñanzas del scoutismo: serenidad,
equilibrio y
pensamientos lúcidos.

Frente a él, un hombre encima de una camilla de
operaciones, con las manos y los pies sujetos a un aparejo de
acero amarrado al
cielorraso. No quiere mirar pero mira. Piensa.
¿Cómo habrá ido a parar ese hombre
allí? Para robarle no ha sido. ¿De qué lo
operaron? ¿Y quiénes? Fija su vista en el
desconocido con detenimiento. No observa signos de
violencia. Varios tubos de oxígeno; una caja con instrumentos
quirúrgicos y un panel de luz intensiva láser,
similar a las que suelen usarse en operaciones
complejas.

¿Pero entonces han instalado en la casona un
quirófano? ¿Pero con qué objetivo?

Siente la presión de la adrenalina. Hay que
contar y no pensar. Serenidad, equilibrio y pensamientos
lúcidos.

A través del cristal azogado que se encuentra a
su izquierda, distingue claramente las aguas fermentadas del
océano y la bruma que serpentea a lo largo de la costa.
Hacia el puerto, la niebla es un telón de fondo blancuzco
que cubre a la nueva y a la vieja escollera. Sobre su derecha- y
también a través de otro panel de cristal azogado
-la amplia estancia del negocio, con una variada gama de color
ámbar. Una figura humana domina la escena. De pie, sobre
el mármol blanco de carrara, la mujer de los jueves.
Vestida con una falda larga- a tono con la gama ámbar del
salón- la bellísima y extraña mujer que los
días jueves de cada semana surge detrás de la
vidriera como una aparición virginal, mira en silencio
hacia la calle, como siempre.

No se sorprende. Casi hubiera apostado a todo o nada que
la volvería a ver oficiando de señuelo. Ya
sabrá ella también con quien se ha
metido.

Serenidad, equilibrio y pensamientos
lúcidos.

Pero sí, no hay problema; tengo la caja de
seguridad en mi casa
. Si me acompañan les
daré todo lo que tengo.
Exactamente eso les
dirá en el momento que los ladrones se presenten a
reclamar el botín.

Lo peor de todo será el largo sermón de
Esteban ? insufrible casi desde que fuera ascendido a
Centurión Mayor del GOS – ; las reiteradas referencias a
la subversión del ERA y al cuidado que debe tener con ese
tal Paradela, el presunto líder
de una de las bandas subversivas. Pero mejor no pensar en eso
ahora.

Una enorme mesa rectangular de madera domina el centro
del amplio salón. Sobre la misma, y dispuestas en hilera,
ve una serie de cajas similares a pequeños ataúdes:
madera pintada de blanco con detalles de fina ebanistería,
todas con las leyendas:
Beings liliputenses of the Argentinean pampas. Human real in
miniature! He/she makes all the tasks of the home. Instructions
for their use (*).

Serenidad, equilibrio y pensamientos
lúcidos.

Automáticamente, recuerda al pequeño
hombrecillo que lo había mirado intensamente antes de
penetrar en el local.

Las terminales de las esposas han sido encajadas sobre
un caño que corre en forma perpendicular a la amplia nave.
Se desplaza hacia su izquierda, sintiendo los nudos de metal
sobre la espalda y la columna vertebral. En dos de las
pequeñas cajas distingue a los hombrecillos vestidos con
un traje de gaucho blanco y pañuelo celeste al cuello. La
otra caja se encuentra vacía. ¿Pero dónde
conseguirían estos tipos semejantes robots? De acuerdo al
rótulo, no cabe la menor duda de que son enviados a
algún lugar en el exterior para cumplir tareas de
asistentes hogareños. Caprichos de amas de casa
acaudaladas. No puede imaginar otra cosa.

De pronto, un movimiento involuntario le hace arquear el
cuerpo hacia atrás. Subrepticiamente, el miedo, al que ha
logrado dominar durante largos minutos, se ha instalado con un
pequeño escozor subiendo por su pierna izquierda hasta el
centro cavernoso del corazón.

Serenidad, equilibrio y pensamientos
lúcidos.

Bajo ninguna circunstancia puede aceptar la alocada idea
de que el cuerpo del hombre que se halla tendido en la camilla,
se ha empezado a contraer en forma espasmódica

(*)Seres liliputienses de las pampas argentinas.
¡Humanos reales en miniatura! Realizan todas las tareas del
hogar. Instrucciones para su uso.

ORDEN DE
MATAR.

La orden de Jorge ha sido tajante: Matar a
Mariano.

Piensa y registra la frase. Registra y
piensa.

Millones de neuronas concentradas de pronto en trece
letras confabuladas con la muerte. Trece letras que marcan la
diferencia entre vivir y morir.

Matar a Mariano; el latiguillo verbal se incrusta
en las aristas de su cerebro, convertido de pronto en un
estropicio neuronal que dispara y confunde el orden de las
emociones.
Matar. Matar. Imposible sustraerse a la angustia que la desborda.
Todo ha salido mal; revolucionariamente mal. Mal para la estrategia
elaborada por Jorge; mal respecto al proyecto de
convertir a Mariano en una cuña de la causa a fin de
insertarla en el corazón mismo del Estado Clerical y
represor; mal para ella; mal para su presente sentimental con ese
hombre que siente amar, convertido de pronto en un enemigo al que
Jorge le ordena eliminar.

Piensa y registra. Registra y piensa..

Necesita una tregua. Lograr que la ternura instale en
ella al menos durante un minuto, la calidez de los mejores
recuerdos. Un minuto. Un solo minuto de tregua. Dejar que cada
uno de los momentos de amor sublime giren en el ilimitado espacio
de su conciencia, como una galaxia en espiral, única e
irrepetible; luminosa y potente.

Volver a escuchar en silencio cada una de las palabras
de ternura de Mariano( castigado como ella por una suma de
fracasos sentimentales) ahora que los corazones de ambos se han
rebelado, hartos de sentirlos piedras angulares encajadas
como desgastadas tuercas.

Piensa y registra. Registra y piensa.

Necesita una tregua. Recordar el momento preciso en que
el arcano grito de su primer orgasmo le partiera la
garganta, en una mezcla de sublime goce de los sentidos, aunado
al rencoroso reclamo de su pasada vida.

Amor nuevo y misterioso; amor no esclavizado al falso
amor de los genitales que habían signado sus amorosas
relaciones de antaño.

Sentirse mujer en los besos y las caricias de
este hombre, que- después del coito-, jamás voltea
la cabeza sobre la almohada para no caer bajo el peso indignante
de la languidez que suele aflorar en el orgasmo
masculino.

No es el amor del macho y la hembra. Es el amor del
hombre y la mujer; la erguida criatura que con ése
único y portentoso acto, justifica la existencia de la
raza, más allá de la perversidad que anida en el
corazón humano.

Ahora deja que su imaginación la conecte una y
otra vez con el encuentro vía éter con Jorge: voz e
imagen; allí esta la cara de su jefe, retratada en vivo en
el pequeño óvalo de su polvera. "Me ha vendido
Marta. Su maldito hijo sabe ahora fehacientemente de mi paradero
en Mar del Plata y sabe de nuestro cuartel general en Sierra de
los Padres. El hijo de puta me vendió. Yo fui un
estúpido al creer que podría ingresar en nuestra
causa. Pero ya ves, Mariano está impregnado, contaminado
por varias generaciones de terratenientes para quienes la
Argentina no representaba más que un enorme rebaño
de vacas lecheras y toneladas de granos de cosecha. Primero,
dilapidaron la plata en París, y luego, sus descendientes,
terminaron por llevársela a Suiza o a los apátridas
paraísos fiscales. ¿La deuda externa?
Bien. ¡Que se cagen los argentinos! Y vos sabés que
no hablo de los pequeños o medianos propietarios que
sí reinvertían sus riquezas en el campo. Hablo de
esos mal paridos antepasados de Mariano, que tapaban con el poder
del dinero, un complejo de nacionalidad
que jamás se atrevieron a asumir. Y de tal palo, tal
astilla, querida. El Mariano ese es otro hijo de puta como todos
sus antepasados. Ya sabés qué es lo que
tenés que hacer".

Ahora cosecha esta impronta amarga y dolorosa; en parte
piensa, por no atreverse a blanquear con Jorge las
ataduras viscerales que la ligan con Mariano.

Piensa y registra. Registra y piensa.

Merecido. Lo tengo merecido por idiota..
Sintonía fina con el día de ayer, martes trece,
exactamente a las trece horas, cuándo -vaya uno a saber
por qué arcanas confabulaciones esotéricas
relacionadas con el maldito número trece- ella
conectó su SCP con Jorge- después de apoyar sus
codos sobre la baranda del balcón ? se había puesto
a pensar en su presente, aprovechando que Mariano saliera a
caminar luego de un pesado almuerzo.

Momento de retomar las pasadas imágenes – avanzar
un cuadro, delante del fatídico vos sabés que
tenés que hacer -,
en el exacto instante en que la voz
airada de Jorge vomitaba con rencor: ahora es un enemigo para
nosotros.

Después la estúpida
pregunta:¿vos estás seguro, Jorge?
,disparada por obra de una insoportable angustia pero sabiendo
antes de terminar la frase, que la misma formaba parte del
manual de las
perogrulladas.

A Jorge – ella lo sabía muy bien- le caben
criticarle ciertas actitudes
personales e incluso cuestiones de orden revolucionario, pero
jamás se puede poner en duda un hecho relacionado con la
informática y la cibernética, temas
en los que era un consumado e indiscutible experto( y sí
él aseguraba que había interceptado la
comunicación de denuncia de Mariano a su hijo Esteban,
no podría admitirse duda alguna); además, duda que
resultaba doblemente ridícula, habida cuenta que el propio
Mariano le confesó conmovido el motivo de su
decisión final.

El heredero de tantos establecimientos de la pampa
húmeda había sido claro y terminante. Nada
haría mella en su inveterado escepticismo. Ni se
dejaría arrastrar por la fascista actitud de su hijo, ni
tampoco lo haría siguiendo los sueños
utópicos de un loco soñador como Jorge.
¿A quién se le ocurre pretender restaurar el
fracasado país de los argentinos? – le había dicho
en medio de una risotada. Pero aún hubo más: "Es
posible que mi actitud resuma un descarado cinismo, Marta. Me
tiene sin cuidado. Tengo derecho a ser consecuente con mis
propias ideas. Claro que a la hora de definirme, me
incliné hacia mi hijo sólo por una cuestión
de deber moral. Y lo hago pese a que siempre rechazó mis
intentos de establecer entre nosotros, lazos afectivos y
perdurables. Sé que no he sido para él, más
que un padre biológico. Lástima. No pudo ser; la
madre se encargó de atizar con brasas el maldito rencor y
yo no puedo culparlo. Pero así son las cosas. Esta es mi
conclusión: Jorge y Esteban son dos grandes predadores
disputándose el dominio en el mismo coto de caza. Se me
hace que la muerte de uno será inevitable, y yo no quiero
cargar en mi mochila con la muerte de mi hijo, más
allá de mi propio y fastidioso resentimiento
personal."

Piensa y registra. Registra y piensa.

Mientras tanto, un pequeño holograma sobre
música de Beethoven- más precisamente el
último movimiento de su quinta sinfonía- genera
angustias existenciales desde un rincón de la
sala.

Matar. La palabra se instala otra vez en su cabeza y
parece descender por una inasible soga hasta el vértice
mismo de su estómago. Matar. ¿Cuántas
muertes colgaban a su espalda? ¿Cuántos muertos
anónimos le habían hecho reclamos de conciencia?
Ninguno. El enemigo muerto no tenía rostro visible y por
aquello de ojos que no ven…, nadie ha venido a reclamar
en los ocultos resortes de su conciencia. Pero ahora Jorge le
pide algo que jamás antes se viera obligada a hacer,
porque una cosa es empuñar un arma para defender la propia
vida, y otra muy distinta matar sabiendo que cometerá un
asesinato.

Claro que era consciente de que la acción
revolucionaria no admite disquisiciones morales de ningún
tipo; cada activista se halla convenientemente adoctrinado para
llevar a cabo un asesinato en el sagrado nombre de la
causa.

Piensa y registra. Registra y piensa.

No puede evitar sentirse sometida a la dictatorial
secuencia de imágenes que sus neuronas se empeñan
en generar, ajenas y rebeldes a los otros dictados de su propia
voluntad, tratando inútilmente de poner su mente en
blanco; ni siquiera son suficientes las fusas y corcheas; las
negras y las blancas que la genialidad del sordo
atormentado hace gemir desde el equipo holográfico. Nada
parece posible para evitarle el pesado reclamo de su angustia.
Nada. Todo resulta inútil en aras de sustraerse al sino de
la palabra matar y los derivados existenciales de la
misma.

Piensa y registra. Registra y piensa.

Sólo es cuestión de aceptar la orden de
Jorge de manera aséptica. Hay que tomar el arma: el
pequeño cilindro con el proyectil desintegrador de
moléculas, y en menos de una milésima de segundo,
la punta de silicio habrá de penetrar la carne, generando,
primero, un orificio violáceo de un centímetro de
espesor, y al instante, toda la estructura
molecular del homo- sapiens comenzará a arder en medio de
un insoportable hedor a carne chamuscada. Agonía horrible.
El cerebro resistirá durante algo menos de un minuto -o
acaso menos si el pobre condenado resultaba víctima de un
ataque cardíaco a instancias del terror generalizado-,
antes que el carbono
encendido trepe por el cuello y la cara.

Claro que si una quisiera evitarle al enemigo una muerte
sólo apta para espíritus sádicos y morbosos,
entonces se puede apuntar directo a la cabeza y la muerte
sobrevendrá instantáneamente : al chocar
contra el hueso del cráneo, la punta de silicio del
proyectil estallará en millares de pequeños
fragmentos, convirtiendo al cerebro en una tea azul
ardiente.

Piensa y registra. Registra y piensa.

Escenas observadas una y otra vez durante el curso de
adoctrinamiento anti-subversivo en América
del Sur. Material fílmico perteneciente a la DEA y a la
CIA, en la época que el Imperio desatara su guerra abierta
a los carteles de la droga colombiana. Típica
hipocresía del Imperio; en realidad la droga era una
excusa para perseguir y exterminar a los grupos de marginales y
revoltosos sociales que asolaban las capitales de
América del Sur. Tiro al blanco contra prisioneros
indefensos sólo para probar el mortífero poder de
la nueva arma. Antes del conflicto
generalizado en el patio trasero de los mal llamados americanos.
Antes que la yitzá o guerra santa, llevara al mundo al
holocausto generalizado.

Piensa y registra. Registra y piensa.

El corazón ha dejado de ser la oculta y
maravillosa máquina que bombea sangre entre 60 y 70
pulsaciones por minuto. De pronto se ha convertido en un maldito
martillo automático que orada el asfalto de su
carne, como una ametralladora disparando de manera
incontrolable.

Siente que tiene que escapar, huir escaleras abajo a
través de los resortes helicoidales de su propio ADN, pero
la angustia se ha aliado con el miedo y entonces las
moléculas giran en loco torbellino empujándola
hacia arriba, hasta el núcleo exacto de su Sistema Nerviosos
Central que amenaza destruir el sagrado software de su
propia existencia.

Piensa y registra. Registra y piensa.

El amor ha fracasado sobre la faz de la tierra. La
maldita solidaridad
humana no es más que una entelequia gramatical que no ha
podido perforar el corazón del hombre. El mal ha
triunfado, y ahora estábamos pagando todos las
derivaciones de un asesinato bíblico de previsibles
consecuencias: Caín había matado en su hermano a la
propia y maldita raza humana, prueba irrefutable de que Dios
había fallado (tal vez una infinitesimal fracción
de distracción) en el momento de armar nuestros
códigos genéticos.

Piensa y registra. Registra y piensa.

Un rayo de luz sacude como un espasmo los rincones
más ocultos de su intelecto. Y de pronto, la verdad, la
verdad suprema puesta a su disposición como un
oráculo íntimo y privado : el amor entre un
hombre y una mujer es la quintaesencia del egoísmo y el
paraíso de los sentidos.. La pasión engendrada por
la feniletilamina impone la verdad de lo visceral. Todo sucumbe
bajo el incendio de la carne. Pero dura poco.
Ha descubierto
que ese acto movilizado por el humano terror frente a la muerte,
no es más que el inconfesado propósito de
autosatisfacer todos los sentidos. Pero que aún
así- pese a tantas falencias- el amor entre un hombre y
una mujer, era lo único que le daba sentido a la
existencia. Pues bien, nadie ni nada la privarían de ese
don que jamás es perdurable. Ahí lo tienes; es
tu parte, el pequeño y único botín que
puedes llevarte en esta puerca vida. No lo dejes
escapar.

Escucha, siente cada una de las palabras de ese
mensaje en loco carreteo a través de las profundidades de
su cavidad craneana.

Mariano es egoísta. Ella es egoísta. Sin
embargo, se ha producido el mágico clic que ha
encendido cada una de las neuronas que conforman la suma electroquímica de la libido sexual, y el
milagro del amor ha tomado todo su cuerpo – desde la punta de sus
pies hasta el último de sus cabellos -en una mágica
conjunción de erotismo desenfrenado.

Piensa y registra. Registra y piensa.

No. Nadie la privará de la sublimación de
los sentidos; de los compartidos versos de Witman; de la dulzura
verbal de un hombre solitario reencontrado consigo mismo, y nadie
ni nada le arrebatarán el goce de la música sacra:-
Victoria, Palestrina, Bach- que acompaña la
religiosidad de sus nuevos y mágicos
orgasmos.

Piensa y registra. Registra y piensa.

Matará sí, pero lo hará primero con
Jorge, condenándolo al ostracismo del olvido. Luego
matará la maldita causa, convertida ahora en su
enemiga irreconciliable, y por último, le cerrará
el paso a su viejo compromiso con la muerte, convertida en
envidiosa consorte de la vida.

Piensa y registra. Registra y piensa.

 

Seudónimo: ESPAÑOL

Datos personales y currículum
literario

José Manuel López
Gómez.

lopezgomez7[arroba]hotmail.com

SEUDÓNIMO: 2*2=5

Nacionalidad: española.

Libros Publicados

" Tierra del
Fuego" Cuentos(1985)

Cuentos varios en diarios y revistas .

Traducción al inglés en "International
Press Publisher(
Berkeley. U.S.A.)

Antología de cuentos de CF, ganadores del
premio Leopoldo Marechal, auspiciado por la universidad
de Belgrano a través de la Casa de Cultura de
Belgrano( 1991)

"Más Allá". Ciencia Ficción
argentina. Antología de cuentos de los mejores autores
de ciencia ficción en La Argentina, compartiendo la
edición con ADOLFO BIOY CASARES( Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos.1992)

"JESUCRISTO EN PLAZA DE MAYO" novela(
Editorial Vinciguerra1993)

Premios recibidos.

Diploma de Honor "Tridente" en el
Concurso Nacional de Cuentos. Título: "El Financista"
1972

Primer Premio, en el Concurso
Internacional de Teatro de la
Municipalidad de General Pueyrredón(Mar del Plata/
Argentina) . Título: "Hablemos de Burgueses y otras
Yerbas" 1973.

Diploma de Honor. Concurso Internacional
de Cuentos (Antioquia/ Colombia)
Título: "La operación" 1976.

Diploma de Honor Concurso Internacional
de Cuentos Ciudad de San Juan de Puerto Rico.
Título: "Apocalipsis I " 1980.

Primer Premio en el Concurso Nacional de
Literatura"
Circuito Cultural del Gran Buenos Aires" con el auspicio de las
27 Municipalidades. Título: " 2- 4- 2015"
1983

Primer Premio : Concurso Nacional e
Internacional de cuentos de CF y fantasía, en homenaje a
Héctor H. Oesterheld. Título :"Apocalipsis III".
1984

Plaqueta y diploma de Honor en el XI
Certamen Internacional de literatura auspiciado por la
Fundación Givré( jurado, Jorge Luis
Borges
, entre otros) con la participación de 1302
escritores representando a 29 países iberoamericanos.
Cuento:
"¿Eres tú, César" 1985

Tercer Premio:Concurso Nacional de
cuentos. Municipalidad de Cabrera, Córdoba(Argentina).
Cuento: "El miedo del amigo de Prudencio" 1985.

Diploma de Honor:Concurso Nacional de
cuentos del círculo de Periodistas del Oeste(Merlo)
Argentina. Cuento: "Por votación unánime".
1985

Diploma especial de la MUNICIPALIDAD DE
BUENOS AIRES(rubro cuentos) 1987.

Primer Premio: Concurso Nacional de
Cuentos premio "Leopoldo Marechal" Título: "Entraron a
nuestra casa cuándo los dos dormíamos apretados
al silencio" 1991.

Faja de Honor y Diploma , otorgado por
la Fundación Alberto Débole de Argentina, Premio
"Leopoldo Marechal" a la novela
"JESUCRISTO EN PLAZA DE MAYO" como una de las mejores obras
publicadas en el trienio 91/93. 1994

Antología poética del
Milenium.
Poesías varias.

Otros premios menores.

Obras inéditas:

"Hablemos de burgueses y otras yerbas
" TEATRO.

2."Sur y el adagio assai de la tercera".
CUENTOS.

3."Cuentos
(H)eróticos(heterosexuales,bisexuales y de los otros)"
CUENTOS.

4."Entraron a nuestra casa cuándo los dos
dormíamos apretados al silencio" CUENTOS.

5."Borges(y el
Aleph,claro), el hombre de las cajas y el Teatro Colón"
CUENTOS.

6."La mujer de los jueves no habla"
CUENTOS.

7."Beatriz Elena Viterbo confiesa sus amores con
Jorge Luis
Borges y otros relatos" CUENTOS.

8."Juan Domingo y la Lucila" CUENTOS
TESTIMONIALES.

9."Buenos Aires no contesta" CUENTOS.

10."A mi madre la traicionó la feniletilamina"
TEATRO.

11."Los reclamos de la sangre" NOVELA.

12."Evita, Madonna y las Torres Gemelas" NOVELA
.

13."El día que profanaron la tumba de George
W. Bush" NOVELA.

14."Beatriz Elena Viterbo confiesa sus amores con
Jorge Luis Borges! NOUVELLE.

15."Poemas de
amor en Capricornio" POESIA.

 

Partes: 1, 2
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